Juan Claudio De Oliva Maya Cuellar
CEO & Founder
GreenCloud en América Latina

El Cambio Climático: Una crisis sin fronteras

El fenómeno del Cambio Climático ha tocado puertas sin pensar en fronteras, ni contextos socio-económicos alrededor del mundo, sin embargo, todavía muchos tomadores de decisión en los sectores productivos de la economía mundial, están anuentes de que alguien más solucione el problema, o a la espera de que una regulación internacional obligue a los empresarios a tomar acción en la materia, con medidas asfixiantes y/o multantes que solo complicarán el asunto.
Bolivia no se queda atrás, ni mucho menos, ni en lo que implica su responsabilidad con el tema, ni con los compromisos que asumió ante el mundo entero, durante la Conferencia de las Partes del Cambio Climático (COP21) llevada a cabo en París durante el año 2015.
Ahora, si bien es el Estado Plurinacional de Bolivia, quien debe liderar mediante políticas inclusivas y estrategias viables estas acciones que promuevan mayor eco-eficiencia en términos generales, es fundamental que el sector productivo de nuestro país, también tome las riendas sobre el asunto como un mecanismo anticipado en la lucha contra las causas y efectos del Cambio Climático.
Existe un estándar internacional orientado a que las empresas puedan tomar acción sobre el clima de forma práctica y efectiva, internalizando en el ADN de sus operaciones y procesos productivos, un concepto técnico conocido como CARBONO NEUTRALIDAD ORGANIZACIONAL.
La CARBONO NEUTRALIDAD ORGANIZACIONAL, busca que las organizaciones de forma dinámica puedan incluir en sus procesos: el hábito de medir año con año sus emisiones de gases con efecto invernadero o huella de carbono, y evidenciar toda medida de reducción y compensación de la misma, para neutralizarla y así lograr un balance de cero emisiones.
Procesos donde se identifican consumos elevados de combustibles fósiles, el uso de gases refrigerantes, deforestaciones, consumos de electricidad, la generación de aguas residuales y de residuos sólidos, son apenas algunas de las fuentes emisoras de dióxido de carbono equivalente, en las operaciones: agrícolas, industriales, comerciales y financieras de nuestra economía.
Medir estos impactos es un deber para los empresarios del siglo XXI, mitigarlos o reducirlos un gran desafío, y compensarlos, la tarea pendiente de todos para forjar un modelo económico de desarrollo ambientalmente responsable y resiliente, contra los efectos adversos que causa el problema del Calentamiento Global.
Los Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por las Naciones Unidas, son lineamientos que las organizaciones deben incluir en sus planificaciones anuales y operativas, a fin de promover la sustentabilidad local con impacto global, pero la lucha contra el Cambio Climático, es la única garantía de bienestar para las futuras generaciones. No existe un planeta “B”.

119PortaditaDiciembre

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